viernes, 29 de junio de 2012

Montaña Emei (Chengdu)




La Montaña Emei, conocida en chino como Emeisha, es una de las cuatro montañas de China sagradas para el budismo. A 150 kilómetros de Chengdu, son unos montes cubiertos de variada vegetación, donde crecen abundantes plantas medicinales y es famosa no sólo por su bonito paisaje, sino también por la aparición del sol, un mar de nubes, el esplendor budista y su farol sagrado.

El templo Baoguo representa la entrada a la montaña Emei. Fue construido por el taoísta Ming Guang. Su nombre original fue Salón Hui Zong, que significa el salón donde se unen el confucianismo, el budismo y el taoísmo. Todas esas religiones pueden considerar a la majestuosa Emei como su hogar espiritual, donde se unen como una sola. Los visitantes no pueden hacer otra cosa que ensalzar su grandeza. 
 
Más adelante se encuentra la Gruta Bailongtong y tras recorrer media hora más de marcha, nos encontramos el Monasterio Wannian, que fue el primer templo que se construye en esta montaña. En este templo se encuentra una célebre imagen de bronce dorado del bodhissatva Puxian. Con un peso de unas setenta toneladas, fue fundida en el año 960. En este templo se conservan las sutras de hojas de pattra, la reliquia de un diente del Buda y un sello imperial, todo ello es honrado por los budistas como los tres tesoros budistas de Emei. 
Al caminar desde el templo Wannian hasta el Pabellón Qingyin, se siente como si se estuviese en un mundo puro y vaco. Discurren arroyos de corrientes suaves a ambos lados y dos pequeños puentes conectan este lugar de reunión. Emei es tan inmensa que hasta esta sola sección parece abarcar todo un universo. Se escucha el cantar de los pájaros, se siente en el rostro las ráfagas de la brisa, los manantiales emanan a borbotones y las hojas caen. Su belleza es tan simple que es muy difícil describirlo con palabras.

Otros templos son: el Tempo Fuhu, el Pabellón Qingyin, la Plataforma Hongchun, etc. Estos lugares situados a diferentes altitudes, tienen climas también diferentes. La temperatura en la cima de la montaña es 15 grados Celsius inferior a la que se observa al pie de la montaña. Por esta diferencia de temperatura, la Montaña Emei da vida a más de 3000 variedades de plantas y a muchas especies de animales. Por lo tanto, la Montaña Emei también es llamada Museo de la Naturaleza


Hace más de 1 600 años, un bonzo de la India, escaló la más alta cumbre de la montaña Emei. Sorprendido ante la belleza e imponencia de sus paisajes, dijo que esta montaña era “la primera de China".
Lo es, en verdad. Se eleva, como un immensa pantalla verde esmeralda, al sudoeste de la llanura de Chengdu. Su contorno, que se dibuja en el horizonte, evoca el rostro y las finas cejas de una doncella. De ahí le viene el nombre de Emei. Comprende cuatro cimas contiguas: Da’e, Er’e, San’e y Si’e, y unidas a la montaña Qionglai, una de las cadenas del Kunlun, se extiende sobre 200 km. La montaña Da’e, que comprende en sí misma muchos picos exóticos y sitios magníficos, es la más visitada.
El punto culminante –el pico Wanfo-, que domina a 3 099 m de altitud, es mucho más elevado que las cinco célebres montañas sagradas de China (Taishan, en Shandong; Hengshan, en Hunan; Huashan, en Shaanxi; Hengshan, en Henan) La montaña Emei agwpa numerosas crestas escarpadas, abruptos acantilados, desfiladeros profundos, hermosas cascadas e impetuosos torrentes. Dotada de clima cálido y húmedo, está constantemente velada por brumas y las precipitaciones son muy abundantes, En primavera y verano se ve por todas partes una lujuriante vegetación y laderas llenas de flores que se abren.


Letrados de diferentes épocas dejaron buen número de poemas e inscripciones, que tienen por tema los bellos paisajes de esta montaña. Un poeta de la dinastía Ming (1368-1644) escribió: “La montaña Emei se eleva sobre un inmenso mar de nubes; los pájaros vuelan entre las crestas, haciendo mil virajes y las cimas perforan las nubes evocando receptáculos de verdes lotos". Sintetizó así las características de su majestuosidad, su belleza y su quietud.
El halo por encima de la “Cumbre Dorada" es una de las diez maravillas de la montaña Emei. Los budistas estimaban que estos resplandores emanaban de la frente de Buda. En realidad, se trata de la refracción de la luz solar. Algunas veces los transeúntes ven, al desplazarse por allí, sus propias siluetas en el anillo luminoso de diversos colores.
Este raro fenómeno natural atrae la curiosidad de numerosas gentes. En el pasado este fenómeno meteorológico estaba rodeado de misterio. Por ello, subir a la Cima Dorada y visitar la montaña Emei y ver el halo budista, era considerado motivo de suprema felicidad.
La montaña Emei con la Wutai, en Shanxi; las Putuo, en Zhejiang, y Jiugua, en Anhui, son las cuatro célebres montañas budistas de China. Según una leyenda, son los lugares donde cuatro bodhisattvas predicaron su doctrina.


En cuanto a la montaña Emei, era la esfera de actividad de Samantabhadra. Al comienzo, coexistían allí el budismo y el taoísmo. Ya en los primeros años de los Han del Este (25-220), los monjes se instalaron en una casa abandonada por un recolector de hierbas medicinales. Bajo las dinastías Jin, Tang, Song, Ming y Qing, se edificaron sucesivamente más de 200 templos o monasterios sobre una área montañosa de 50 km. Los habitaban millares de monjes. Con la declinación del taoísmo, la montaña Emei devino centro exclusivo del budismo.

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