domingo, 8 de julio de 2012

Monte Wudang (Wuhan)



EL monte Wudang se encuentra en el noroeste de la provincia de Hubei, Su cumbre principal Tianzhu (Pilar del Cielo) descuella entre los 72 picos que la rodean, espectáculo que sugiere un grupo de marqueses saludando a su soberano. Aquí, las altas montañas están siempre veladas por nubes y brumas; los bosquse crecen lujuriantes; grutas, manantiales y arroyos se encuentran por doquiera. En este retiro de ensueño, nació la secta del taoísmo: la de Wudang. Desde la antigüedad, el monte ha atraído a numerosos taoístas que intentan lograr la inmortalidad mediante el perfeccionamiento espiritual.
Además, Wudang goza de prestigio por sus artes marciales originadas en el taoísmo. Son apreciadas, como las del Templo Shaolong, en el norte de China. Los taoístas las practican mientras se ejercitan en la práctica de la virtud. “Dominarlas significa gozar de buena salud y capacidad defensiva". En cuanto a ésta, los taoístas se pronuncian por “ganar la iniciativa, atacando después de que el enemigo haya atacado".
Sin embargo, lo que enorgullece al monte Wudang son sus magníficos y misteriosos palacios, templos y monasterios. Como el más vasto conjunto arqueitectónico taoísta, figura en la Lista de Patrimonios Culturales del Mundo.


El taoísmo es una religión originada en la antigua cultura china. En este país hay muchas montañas con afamados templos y monasterios taoístas. Pero, ¿por qué la magnitud de los de Wudang no tiene parangón en el mundo? Esto se atribuye a Zhudi, emperador Chengzu de los Ming.
La construcción de los edificios de Wudang comenzó en tiempos de la dinastía Tang y continuó bajo los Song y Yuan. Durante la dinastía Ming, Zudi, un señor feudal, destronó a su sobrino y se proclamó emperador. A fin de justificar su acción contra la ética feudal, pretextó que el Poder Imperial era debidamente otorgado por la Divinidad y que lo hizo por cumplir la voluntad del Gran Emperador Zhenwu de Wudang. Investido emperador, puso gran entusiasmo en la ejecución de obras de ingeniería. En el norte, se construyó el Palacio Imperial y al sur, un complejo arquitectónico en el monte Wudang, dedicado a la Divina Majestad Zhewu, a quien Zhudi tomó como “protector de la familia imperial".
Este acontecimiento contribuyó a la prosperidad del taoísmo, y los emperadores subsiguientes consideraban el Wudang como “templo familiar", donde se conjuraba las calamidades y oraba por las buenas cosechas.


Con el poderoso apoyo material de la corte, el complejo arquitectónico de Wudang logró ser ensanchado de manera incesante y el monte Wudang devino la “Primera Montaña Sagrada bajo el Cielo". Bajo los Ming, por su posición política y religiosa, descollaba entre las montañas célebres del país. Se encontraban creyentes de diversos lugares de China, y del sudeste asiático.
Según datos históricos, Zhudi incorporó antaño 300000 obreros y artesanos, concluyendo el complejo arquitectónico con 8 000 piezas en total, y ofreció a Wudang estatuas de divinidades, cortinajes, objetos para ceremonias religiosas. Más tarde, con la constante ampliación, el número de piezas llegó a 20 000.
El diseño y la distribución arquitectónica de estos edificios reviven las leyendas sobre el perfeccionamiento espiritual para alcanzar la inmortalidad por parte del Gran Emperador Zhenwu y encarnan perfectamente la integración entre el Poder Político y el Poder Divino, creando un ambiente impregnado de majestad, misterio, de solemnidad.


Un camino pavimentado con losas que sale de la puerta Xuanyue (al pie del monte Wudang) y termina en la cumbre Tianzhu se denomina “Ruta Divina" y se extiende a lo largo de 70 km. Aambos lados, se levantan 8 palacios, 2 monasterios, 36 templos, 72 santuarios cavados en rocas, 39 puentes, 12 kioscos y terrazas, En 12 años de construcción, Zhudi mostró vivo interés, impartiendo unos 60 edictos sobre asignación de recursos humanos, diseños arquitectónicos, tratamiento de los excedentes de materiales de construcción– Recomendó reiteradamente que no se modificara en nada la topografía de la montaña. Este es el principio que sigue, desde siempre, la arquitectura taoísta y encarna el culto del taoísmo a la Naturaleza.
Los edificios de Wudang se hallan diseminados sobre rocas, o entre los acantilados para formar un magnífico conjunto con arroyos y bosques de sus alrededores.


Los Ming se enorgullecían por los edificios de Wudang, glorificándolos como “magníficas obras taoístas a través de la eternidad". Hoy, desgraciadamente buena parte de estos edificios se han reducido a escombros, pero los existentes lucen todavía su esplendor a pesar de los siglos.
Entre ellos, el monasterio Fuzhen –de cinco pisos y con un pilar que sostiene 12 vigas-, es obra maestra; el Muro del río Amarillo de Nueve Zigzags transmite el sonido como el Muro del Eco del Templo del Cielo, en Beijing. La enorme Muro del Eco del Templo del Cielo, en Beijing, La enorme campana colgada en una de las salas del templo Zhuanshen es otra maravilla: cuando se la toca no se perciben dentro sus sonidos, pero desde fuera, se oyen claros y persistentes.El Palacio del Oro, en el monte Tianzhu es una construcción en bronce, y revestida del preciado metal que le da nonbre. En días de tempestad, se desatan a menudo en torno suyo truenos, rayos y relámpagos. Un espectáculo realmente impresionante. Concluida la tormenta, el edificio brilla como nuevo– De ahí su otro nombre: “Palacio de los Fuegos y Truenos".
Hoy, en este célebre monte taoísta, los inciensos arden vivos como en tiempos antiguos. Con sus magníficos edificios, sus melodiosas músicas religiosas, sus incontables leyendas, convoca cada año a gran cantidad de visitantes.

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